Tratamiento psiquiátrico

El tratamiento farmacológico en el Trastorno Límite de Personalidad (TLP)

Hasta la fecha no hay evidencia de ninguna medicación que haya demostrado ser eficaz en el tratamiento del trastorno límite de personalidad (TLP) y al mismo tiempo es una realidad clínica que muchos pacientes con TLP reciben tratamiento farmacológico. Numerosos estudios en diferentes países arrojan estos datos: más de un 70% de pacientes tratados por un TLP toman una media de 2-3 psicofármacos diferentes; incluso aunque no presenten trastornos asociados como la depresión. En el caso de España, el porcentaje supera el 90%.

Los tipos de psicofármacos que se prescriben suelen ser: antidepresivos, estabilizantes, antipsicóticos y ansiolíticos. En muchos casos es una combinación de los mismos. En los últimos años ha disminuido mucho la prescripción de benzodiacepinas y ha aumentado la de antipsicóticos atípicos.

El tratamiento principal recomendado, según recogió el consenso de expertos de la American Psichiatric Asociation (2001) es la psicoterapia. El tratamiento farmacológico es un complemento, cuya conveniencia hay que valorar en cada caso. Dicho tratamiento se realiza a partir de un modelo desarrollado por Soloff (1998, 2000) centrado en los síntomas.

Este autor propuso que los objetivos de la farmacoterapia deberían basarse en tres dimensiones: cognitiva-perceptual, afectiva e impulsiva-conductual. Los fármacos utilizados para el tratamiento sintomático del TLP pertenecen a las familias de los antidepresivos, de los eutimizantes y antipsicóticos principalmente. El psiquiatra planteará un tratamiento u otro según qué sintomatología predomine, y teniendo en cuenta elementos individuales del paciente.

Se recomienda es que se haga un seguimiento estrecho de la evolución del paciente que permita ajustar las dosis y el tipo de medicación para optimizar el resultado deseado y minimizar los efectos secundarios y que la prescripción sea flexible y limitada en el tiempo.

La valoración de otras enfermedades médicas asociadas

La persona con diagnóstico de TLP sufre con frecuencia otros trastornos psiquiátricos asociados, como por ejemplo trastornos de ansiedad, depresión, Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, adicciones, trastorno de la conducta alimentaria, etc. En ocasiones también aparecen problemas médicos que pueden influir e interferir en su estabilidad como el síndrome premenstrual en mujeres, hipo/hipertiroidismo, astenias primaverales u otoñales, anemias, fibromialgia, problemas gastrointestinales etc…

El tratamiento farmacológico irá orientado por tanto, al abordaje sintomático del trastorno de personalidad y de otros trastornos asociados.

La coordinación del plan terapéutico con otros profesionales

El tratamiento integral va orientado a la mejora sintomática y funcional de la persona. La coordinación entre los distintos profesionales que intervienen el caso permitirá la elaboración de un plan terapéutico consensuado.

Durante el seguimiento el psiquiatra irá adaptando el tratamiento farmacológico en función de la evolución y objetivos terapéuticos planteados.

Destacar que dentro del tratamiento farmacológico es clave establecer una buena alianza terapéutica para reforzar la adherencia del paciente al tratamiento y su motivación en otras intervenciones.

Esto implica:

• Tener en cuenta y validar los antecedentes previos y expectativas que puede tener la persona acerca de la medicación.

• Informar de forma clara y honesta sobre los objetivos que se persiguen y también sobre los posibles efectos secundarios.

• Proponer una pauta de medicación siempre de forma pactada, valorando conjuntamente el balance: riesgo – beneficio de las diferentes alternativas.

• Tener en cuenta la mejoría funcional de la persona, a partir de la mejora clínica y minimización del riesgo de efectos secundarios.

• Ir adaptando el plan terapéutico de forma flexible a la evolución clínica y a las circunstancias vitales que vayan surgiendo a lo largo del proceso.