Tengo 40 años y estoy cansado de tener este problema. He hecho multitud de dietas desde mi adolescencia y ha llegado un punto en que parece que sólo me queda aceptar mi peso y mi aspecto. Y, la verdad, aceptar esto me cuesta mucho trabajo ya que evito comprarme ropa y cuando me veo en los escaparates de las tiendas desvío mi vista rápidamente. Generalmente las dietas las he combinado con hacer ejercicio físico. El año pasado cogí un entrenador personal y me fue muy bien, pero de nuevo he vuelto a engordar.

Creo que mi cerebro me traiciona. Cada día me levanto pensando hoy va a ser diferente y voy a controlar, pero después cuando paso delante de un bar pienso “Ostras, no es para tanto”, “Se trata sólo de un bocadillo de jamón”.

Lo cierto es que disfruto muchísimo comiendo, aunque si es cierto que como muy rápido. Siempre soy el primero que acaba” .

 

Este es un testimonio más de la frustración que siente una persona debido a su sobrepeso. En el contexto de las terapias de tercera generación se introdujo el Mindfulness o “atención plena”. Y poco a poco se ha ido extendiendo a diferentes trastornos y contextos. Y uno de estos es la “alimentación consciente” o Mindful Eating.

Es una práctica que consiste en adoptar una actitud consciente en el acto de comer, implicando los cinco sentidos, notando cada bocado. Con el Mindful Eating comer es una experiencia de presente, donde lo importante no es el plato que tienes delante sino la actitud que adoptas delante de este. Observar, describir, no juzgar y participar son las habilidades clave. Su objetivo es cultivar la conciencia plena, la aceptación y la amabilidad con uno mismo para poder crear un espacio nuevo de autocuidado que permita incorporar hábitos saludables a largo plazo.