Es alguien en el mundo a quien le importas, tú eres su persona más importante y también esa persona lo es para ti. Con la persona favorita hay un vínculo especial con la intención de cuidado mutuo, hay una conexión profunda. Te sientes segura. Se produce algo que no es solo un enamoramiento, es una conexión especial, puede que sea una amistad. Aunque si ha habido sexo la cosa podría acelerarse por la intimidad compartida. No opera con la lógica, si lo piensas sabes que es demasiado intenso y rápido. Es tu persona de referencia en este momento, necesitas contactar cuando te pasa algo, cuando te sientes vulnerable, la buscas y te calma. Si no puedes contactar te sientes tan perdida que puedes experimentar muchas y diversas emociones de forma incontrolada. No puedes imaginar que ya no esté.

Da miedo porque te das cuenta de que no es sano. Notas que dependes, y en cierto modo te hace sentir que hay algo de utilización por tu parte y que eso no está bien. Porque cuando no necesitas a la persona te desconectas y si la necesitas te obsesionas. No hay punto medio, no hay matices. Sientes culpa y vergüenza. Y a la vez intentas validarte que no lo puedes hacer mejor. Si te lo dicen es aún peor, puedes negarlo o defenderte, aunque interiormente lo sabes.

Sufres pensando cuando tu persona favorita se dará cuenta, se agobiará y entonces sufrirás de nuevo porque vas a perderla. Pero es como si no pudieras evitar que pase una y otra vez. Por eso crees que no tienes arreglo y que siempre acabarás sola. Quizás debas renunciar al amor. Tiene que ver con no haberse sentido suficientemente segura o querida de pequeña, es una herida del pasado que arrastras, un hueco o agujero que no se termina de llenar. Porque tiene que llenarse desde dentro y no desde fuera. Te enfadas con tus padres y personas del entorno porque no te ayudaron a aprenderlo.

¿Cómo superarlo?, a veces no sabes si se puede, ya que no puedes evitarlo pese a toda la terapia y a saberlo. Estás intentando “no poner todos los huevos en la misma cesta”, socializar con otras personas confiando de forma profunda. Quedar con más regularidad para no tener solo una persona favorita. Abrirte a otras personas, compartir tus cosas. Para no depender quieres evitar contactar cuando la necesitas desesperadamente. Te gustaría esperar a calmarte sola antes de contactar, tolerar el intenso malestar y poder acompañarte a ti misma en el miedo y la tristeza, aunque solo sea un poco, y luego si acaso contactar. También trabajas en no idealizar a la persona y no idealizar la relación. Observar cuando idealizas y no dar más bola. Intentas tener planes con otras personas, aunque no te apetezca tanto. Intentas ponerte límites saludables y decirte que lo superarás.

Te cuesta mantener un sentido estable y seguro de ti misma. Muchas veces no sabes cómo te sientes ni cómo deberías sentirte. Necesitas de tu entorno para encontrar claves sobre cómo te sientes y si tus emociones tienen sentido, son razonables o estás exagerando. Si el feedback del entorno es favorable, entonces parece que lo estás haciendo bien, te refuerzas y tienes esperanzas en el futuro. Si las relaciones del entorno no te devuelven un feedback positivo, o no te dan ningún retorno, entonces parece que estás haciéndolo mal, estás fallando y no mereces ser querida.

La persona favorita funciona como un “regulador emocional externo”. Cuando hay una persona favorita, el estado de ánimo y la motivación mejoran, se produce un efecto estabilizador. Aporta ciertos beneficios al principio. Y cuando la relación se hace más estrecha puede aparecer la dependencia entre los dos (codependencia) o quizá solo de la persona con TLP. Si la persona favorita intenta poner límites o pedir su espacio, dispara sin querer sentimientos de miedo al abandono y conductas poco saludables para evitarlo. Esto puede ser el principio de una relación que alterne entre acercarse-alejarse.

¿Qué hacer? Cada uno debe asumir su responsabilidad en la relación. Es validable la necesidad de tener relaciones estrechas y nutritivas. No hay nada malo en querer de forma intensa. Tanto uno como otro deben trabajar conjuntamente en encontrar el delicado equilibrio entre cuidar del otro estableciendo límites personales sanos, y hacerlo de formas que permitan sentirnos respetables y respetados. La terapia Dialéctica Conductual (DBT) dispone de un módulo de Entrenamiento grupal llamado Efectividad Interpersonal que ha demostrado su eficacia en la mejora de las relaciones interpersonales proporcionando herramientas específicas de relación. Combina tres grupos de habilidades básicas: ser capaz de pedir lo que necesitas y poner límites personales (habilidades DEAR MAN), cuidar de la relación (habilidades GIVE) y cuidar tu autorespeto (habilidades FAST). La combinación sabia de estos tres grupos de habilidades va a ayudar a construir una relación saludable. Se recomienda hablar abiertamente de los límites de cada uno, usar un estilo de comunicación eficaz para expresar cuando aparece el miedo al abandono y ver conjuntamente qué se puede hacer para crecer en la relación en vez de aumentar la codependencia.