Por Beatriz López

La sensibilidad al rechazo en personas con TDAH y TLP es un fenómeno común pero poco comprendido. Tanto las personas que tienen Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) como las que conviven con el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) pueden mostrar reacciones intensas ante el rechazo. Pero las causas y expresiones de esa sensibilidad son diferentes.

En el TDAH, hablamos de Rejection Sensitive Dysphoria (RSD), un patrón de dolor emocional extremo ante la crítica o la desaprobación, aunque esta sea leve o percibida. Las reacciones son rápidas, intensas y pueden generar vergüenza, retirada o irritabilidad súbita. La disforia por sensibilidad al rechazo (RSD) no es una estrategia consciente para generar culpa o no perder al otro, sino una respuesta emocional automática y dolorosa, impulsada por diferencias neurobiológicas. El cerebro de una persona con TDAH tiene alteraciones en la regulación emocional y en el procesamiento de estímulos sociales. Esto hace que cualquier señal de desaprobación —real o percibida— dispare una respuesta de amenaza muy intensa. El sistema nervioso interpreta ese rechazo como si fuera un peligro, generando reacciones abruptas como vergüenza paralizante, llanto repentino o incluso rabia. Es decir, la reacción no va dirigida al otro. Comprender esto permite acompañar con empatía y evitar juicios que aumenten el sufrimiento.

En el TLP, la sensibilidad al rechazo también es alta, pero suele estar ligada a una historia de apego inseguro y miedo profundo al abandono. El rechazo activa una cascada emocional que puede llevar a esfuerzos desesperados por evitar la separación, alternando entre idealizar y devaluar al otro.

Aunque ambos trastornos comparten esta hipersensibilidad, es clave distinguir sus raíces para ofrecer el tratamiento adecuado.

🟢 SIMILITUDES

  • Ambas personas necesitan validación emocional: sentir que su dolor es reconocido y no se juzga.
  • En ambos casos, los malentendidos pueden escalar rápidamente si no se aclaran con empatía.
  • La sensibilidad al rechazo puede generar reacciones intensas que requieren disponer de herramientas por parte del entorno.
  • Ambas pueden beneficiarse de que sus vínculos cercanos transmitan seguridad emocional de forma explícita.

🔵 DIFERENCIAS

  1. Origen emocional vs. origen neurológico
    En el TLP, la sensibilidad al rechazo está asociada a la invalidación traumática, heridas de apego, miedo al abandono y experiencias relacionales tempranas inestables. En el TDAH, tiene una base neurológica y es una reacción automática del sistema nervioso ante la percepción de rechazo, sin necesidad de una historia de trauma relacional.
  2. Relación con el otro
    La persona con TLP puede reaccionar con intentos intensos por aferrarse al otro (llamadas, súplicas, crisis relacionales). En el TDAH, suele haber más inhibición o retirada emocional por vergüenza o por bloqueo emocional repentino.
  3. Intervención emocional
    En el TLP es útil trabajar con el trauma relacional, mientras que en el TDAH se enfatiza la psicoeducación sobre la RSD, estrategias de regulación emocional y un entorno predecible y libre de críticas constantes.

Abordar la sensibilidad al rechazo TDAH y TLP desde la empatía clínica es clave para mejorar el bienestar emocional y las relaciones.