La familia se convierte en un pilar muy importante en todo momento lo que genera que de esa forma esté involucrada no sólo en el tratamiento sino en el día a día. Poco a poco se va aprendiendo a cómo hay que actuar en todos los casos con el fin de que pueda de esta forma dar lo mejor de sí y conseguir que la persona con TLP mejore en su tratamiento y tenga un mejor estilo de vida.

 

Cuando una persona con TLP es miembro de una familia, muchas veces se la hace de lado y se la deja afuera de cuestiones familiares que en otro momento se la hubiera incluido. La realidad es que en el momento en que sucede algo de esto, no hay que actuar de esa forma.

Si se buscan soluciones a un problema familiar, necesariamente hay que incluir a la persona con TLP en ello ya que es la manera en la que se va a sentir que es parte de algo y que la familia la trata como una más en todo este proceso.

Los problemas se deben siempre abordar de la mejor forma posible, en una discusión que sea abierta y que todos los integrantes puedan hablar.

Muchas veces, se encuentra que como solución se debe realizar alguna acción específica, momento en el que se puede dar alguna tarea a la persona que sufre de TLP con el fin de que se sienta parte de ello.

También se puede dejar que brinde soluciones u opciones para ello. Todo esto dependerá lógicamente del tipo de dificultad que exista  en el problema y del reconocimiento de la misma así como de las decisiones que se tomen entre toda la familia en general.

Preguntar siempre es la solución en estos casos ya que si se actúa sin consultar, la otra persona puede sentir que se está siendo invasiva o se está afectando alguna parte íntima de su vida.

La vida familiar no se tiene por qué alterar demasiado a partir de conocer que hay una persona con TLP. De lo que se trata es de buscar las mejores alternativas para que las acciones familiares sigan adelante y todos estén unidos como siempre.