Cuando la familia se involucra en el proceso del Trastorno de Límite de la Personalidad, pueden aparecer distintos inconvenientes.

En un inicio, la familia quiere contar distintas historias y eventos que han vivido con su hijo en donde mostraron claros signos de estar viviendo un tipo de proceso de este estilo. Es tantas las ganas de ayudar que muchas veces la sobre excitación por la situación y por saber que por fin sus hijos tendrán una solución para sus problemas puede hacer que no actúen adecuadamente.
Para evitar estos inconvenientes, lo ideal es que conozcan muy de cerca cómo será el tratamiento que se va a aplicar que conozcan las consecuencias, es decir que cabe la posibilidad de una posible recaída y que esto no tiene que significar que va a ser algo negativo. El inconveniente es que si estas cosas no se tienen bien en claras, puede aparecer la frustración y la posibilidad de tener una actitud confusa debido al ver que su hijo no avanza y que está teniendo una recaída.
Sin embargo, cuando sucede lo contrario, es decir cuando hay unos avances claros, tampoco es bueno mostrar mucha emoción por el proceso ya que hay que tomarse todo siempre con calma, es por ese motivo que es importante acompañar en las sesiones con el terapeuta para tener en claro cómo actuar y saber que se está allí para dar apoyo pero para no interferir durante el procedimiento. Si los familiares se emocionan mucho por el progreso diciendo frases como por ejemplo “has progresado mucho”, aparece automáticamente la presión y el hacerle sentir a la persona que sus problemas se han eliminado, cuando realmente el camino es muy largo y necesita de mucha constancia para que el tratamiento sea realmente efectivo.
En el caso de dudas sobre cómo actuar, lo mejor es hablar lo antes posible con el especialista para que pueda guiar a la familia y amigos adecuadamente durante el proceso de tratamiento de la persona con trastorno de límite de la personalidad.
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