Convivir con una persona con TLP requiere mucha paciencia, empatía, comprensión y apoyo emocional.

Por ello, ofrecemos unos consejos que pueden ayudar a paliar las consecuencias que pueda conllevar esta experiencia.

Es importante acompañar a tu ser querido con TLP a sus consultas con los especialistas, haciéndole comprender que no está solo y que no tiene por qué sentirse abandonado. Pueden ser necesarias terapias con tu ser querido, ya que en ocasiones e inconscientemente podemos empeorarle con nuestras conductas, aunque sean con buena intención. Potenciar las habilidades acertadas es importante para mejorar la relación, comprenderle y apoyarle.

Evitar conductas abusivas también es esencial, dándole confianza sin permitir que se de un abuso de ella. Cuando una persona con TLP se siente atrapada puede adoptar estrategias que pueden resultar manipuladoras (sin serlo) para escapar de ese estrés.

Otra medida consiste en establecer límites saludables de tiempo de atención para que la persona con TLP no se aferre a ti de forma dependiente, dándole a conocer tales límites y normas, y a pesar de que al principio pueda mostrarse reticente y resultar incómodo.

Un ambiente tranquilo, aprender a dejar las emociones a un lado, marca una diferencia en este tipo de procesos. Tratar asuntos de alto contenido emocional puede hacer que la persona con TLP recuerde heridas pasadas y es fácil que ello la induzca una crisis de ira. Si empieza a tener este tipo de pensamientos hay que intentar desviar la conversación hacia cosas más neutras.

Si la persona con TLP amenaza con suicidarse déjale claras las consecuencias. No entres en su juego de llamada de atención. Déjale claro que si hace algo llamarás a la policía o a los servicios pertinentes. Si vieras que su vida corre peligro llama inmediatamente a los profesionales.

Cuando una persona con TLP sufre una crisis, después suele albergar un intenso sentimiento de culpabilidad, sintiendo una gran vergüenza. Después de ello, cuando haya regresado la calma, es importante explicarle qué forma seria la más apropiada para actuar, apuntándola si es necesario.

Intenta animarlo de forma adecuada y sin confundirla. Por ejemplo, cuando la persona con TLP pueda decir :“soy muy mala persona” después de una crisis, y en lugar de decirle :“no eres mala persona, eres buena persona” ya que esto le puede confundir con los pensamientos que tiene. La forma más apropiada de contestarle es: “Sé que te sientes mal por lo que has hecho y por eso piensas que eres una mala persona”. Aun así, después de ello, hay que seguir estando atento a su conducta, y no sólo prestarle atención de forma especial cuando está en la crisis. Dejar de prestarle atención, creyendo que ya está mejor, puede ocasionar una recaída por sentirse una persona con TLP abandonada.

Por otro lado, no hay que olvidar que en este proceso también es importante dedicar momentos para ti y para cuidarte. Disfruta de los momentos de tranquilidad.

Si lo ves necesario acude a grupos de apoyo. Relacionarse con personas que pasan por lo mismo puede ayudar, ampliar la perspectiva y ver las cosas de distinto modo.

Fuente: uncomoa