Podemos observar a algunas personas sentadas en una mesa, en silencio, haciendo cosas distintas pero individualmente. Uno mira el móvil, la otra, la televisión… Viven bajo el mismo techo y miles de kilómetros de silencio las separa. 

Una mirada, un gesto, una palabra… sería capaz de recorrer como un relámpago esa distancia, y dibujar en tan solo un segundo, un destello de luz entre ellos.

La era de la nuevas tecnologías, es la era de la soledad.

Aunque estemos muy interconectados, nuestras relaciones dependen de intermediarios (móvil, ordenador, etc.) y perdemos mucho contenido de la comunicación no verbal (gestos, etc.) que es la que más nos acerca a las otras personas.

¿Qué sucede alrededor?

¿Qué actividades nos gusta compartir con los demás?

Mientras estás tras una pantalla, la vida pasa… y te pierdes grandes momentos, como una excursión a la montaña, recordar o fotografiar esos momentos, dar un paseo por un espigón, escuchar el sonido de romper las olas o ver el mar en calma…

Hacer deporte, compartir momentos presenciales con otras personas, acumular recuerdos, es lo que nos hace sentir vivos. Esos buenos momentos, imposibles de vivir tras una pantalla.