Como criaturas sociales que somos, reconocer y comprender con precisión los estados mentales de los demás (sus intenciones, conocimientos, creencias, etc.) es crucial para nuestros vínculos e interacciones sociales. De hecho, en el mundo multicultural de hoy y el clima político fuertemente dividido, esta habilidad, conocida como teoría de la mente, es quizás más importante que nunca.
Un estudio reciente publicado en el Journal of Cognitive Enhancement propone que una forma efectiva de conocer los estados mentales de los demás (Teoría de la Mente) radica en aprender a entendernos mejor a nosotros mismos.

Anne Böckler y sus colegas, con sede en el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales en Leipzig, reclutó a 141 personas para participar en un curso de autobservación de tres meses en el que se les enseñaba a tomar perspectiva de los diferentes aspectos de sus propias personalidades.
Antes de comenzar, los participantes completaron una prueba de su teoría de la mente: vieron videos cortos de personas que describían eventos autobiográficos, y luego respondieron un cuestionario sobre las intenciones, pensamientos y objetivos del narrador. Y a continuación, se les enseñó a identificar y etiquetar seis «partes internas» o sub-personalidades dentro de sí mismas, por ejemplo, «la parte que cuida», «el niño feliz interno», «la parte vulnerable».
El curso en sí consistía en dos componentes clave. El primer componente fue una meditación de “observación de pensamientos de”, en la cual los participantes observaban sus pensamientos objetivamente, los desidentificaban (es decir, los observaron de forma separada), y luego los clasificaban en categorías de mí / otro, pasado / futuro o positivo/negativo.
El segundo componente fue un ejercicio de toma de perspectiva que los participantes realizaron en parejas, alternando entre el papel del hablante y el del oyente. El orador relató un evento de su día desde la perspectiva de una de sus partes internas seleccionadas al azar. Consciente de las diversas partes internas del hablante, el oyente tenía que adivinar cuál estaba hablando.
Después de completar el curso de autobservación, los participantes volvieron a completar la misma prueba de Teoría de la Mente que habían rellenado al comienzo del estudio. Y lo resultados fueron los siguientes:
– Cuantas más facetas podían reconocer los participantes dentro de sí mismas, mejor parecían llegar a comprender a los demás (más mejoraba su Teoría de la mente). Esto se refleja en la investigación de neuroimágenes, donde los procesos de toma de perspectiva del yo y otros utilizan mecanismos neuronales compartidos.
– Curiosamente, la correlación entre el número de partes de uno mismo identificado y la mejora en Teoría de la Mente fue aún más fuerte en aquellos que identificaron más partes negativas.
– Por último la aceptación de las partes negativas de uno mismo mejoró el bienestar psicológico y la salud mental.
¿Por qué identificar diferentes facetas de mi mismo es beneficioso? Porque a través de ellas uno puede ver una situación única desde diferentes perspectivas; aprendemos a vernos como multifacéticos y a aprendemos a separar estas partes desde una perspectiva personal única.
En consecuencia, también estaremos más abiertos a los diferentes puntos de vista de los demás, y es menos probable que asumamos que la perspectiva de una persona permanece consistente en diferentes situaciones de la vida. Es probable que este aumento de la comprensión interpersonal a su vez fomente un mayor respeto y compasión por los demás, facilite la comunicación y reduzca el ostracismo y la estigmatización de grupos con perspectivas alternativas.
Por lo tanto, parece que se requiere un poco de búsqueda dentro de si mismo para comprender mejor a las personas que nos rodean. ¿Por qué no intentas reflexionar sobre tu propia psique, y ves lo que puedes reconocer en otros?
Texto escrito por Marianne Cezza for the BPS Research Digest.
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