La DBT explica las relaciones problemáticas en base al modelo Transaccional. Este expone que entre las personas que hay en una relación se establece una influencia recíproca de forma que cada participante cambia y modifica al otro. En el caso de la persona emocional e impulsiva su desregulación emocional facilitará respuestas invalidantes en el otro que provocarán, sin desearlo, una mayor desregulación y una mayor invalidación.

En este modelo las interacciones (transacciones) comienzan con un estímulo (algo que sucede) que puede ser social (encontrarte con alguien que tienes ganas de ver) o personal (recordar algo molesto o recordar algo que olvidé). Estos estímulos nos llevan a pensar y en estos pensamientos aparecen juicios que pueden ser sobre los estímulos en si mismos o sobre nuestra reacción a ellos. Estos juicios tienen dos efectos: nos hacen ver el mundo de forma dicotómica (blanco-negro, acierto-error) y transforman las emociones en negativas e intensas.

Esta emoción negativa dispara nuestro cerebro, y entonces se pone aún más blanco y negro y hace que la emoción suba más y más (desregulación emocional). Cuando esta emoción sube la persona se expresa de forma inadecuada, es decir, empieza a hablar de forma juiciosa, a ser más crítica, a expresar emociones que vienen de otros temas o a atacar al otro. Esto hace que no se entienda y la otra persona responda de forma invalidante. Esta invalidación provoca más y más desregulación y entonces es cuando aparecen las llamadas conductas problema.

Pongamos un ejemplo. Supongamos que he quedado con una amiga para ir juntas al cine. En el último momento y por mensaje me dice que no podrá y no dice nada más. Le envío un mensaje y no contesta. Mi respuesta es de decepción ya que no esperaba que actuase así. Si llamo a otra amiga común y le digo “Mira iba a quedar con ……para ir al cine pero me ha dicho que no y estoy chafada”, como esta expresión es adecuada, puede generar empatía en el otro y darnos una respuesta de ayuda.

Pero si no noto esa decepción y además al pensar en esto tengo una actitud de juicio y crítica como “Esta no es una amiga realmente, pasa de mi y va a lo suyo”, lo más probable será que la decepción se transforme en enfado. Si estando enfadada llamo a esa amiga común y le digo “Sabes…….es una imbécil y no quiero saber nada más de ella, a mi que no me llame nunca más”, lo más probable es que mi amiga sólo vea mi enfado y no mi decepción y que por tanto es más probable que su respuesta no sea de ayuda, sino incluso de invalidación como “Te estás pasando mucho con…… o Vaya no es para tanto, no te lo tomes así mujer………”. Esta respuesta añade más leña al fuego: más activación/desregulación y aumenta más el enfado y aún lo expreso más, lo que da lugar a más invalidación y mucho más dolor, incomprensión y distancia.

 

Darnos cuenta de este proceso es la clave. Esto ayuda a que situemos la responsabilidad de una discusión o conflicto en ambas partes y que ambas estén en condiciones de hacer algo diferente que impida un escalada emocional.