Aquella niña tenía 4 años e iba a la guardería, conoció a su mejor amiga, una niña rubia con los ojos azules llamada Yara. Se hicieron inseparables. Cuando terminó la guardería, prometieron verse en el colegio, pero los padres de Yara se fueron a Israel y aquella niña morena de ojos oscuros no volvió a ver a su mejor amiga. La vida la engañó, algo se rompió para siempre en su interior, nunca volvió a ser la misma…
En su nuevo colegio no se acercó a ninguna niña, por miedo a perderla. No se permitía ser feliz, no merecía nada, ya que lo había perdido todo. Aquella despedida incompleta, ya que no se llegó a despedir de ella, la marcó irremediablemente y la hizo sentir vacía.
Siguió creciendo y seguía sin merecerse nada, un trozo de chocolate, ropa nueva, el amor de la gente, ella sentía que no merecía nada, ya que a una corta edad le habían negado todo lo que ella quería, a su amiga del alma Yara.
Empezó sus relaciones con los chicos y siempre buscaba relaciones a distancia y complicadas, no era merecedora de una relación normal ya que seguía con su guion negativo de vida.
Tampoco merecía ser guapa, sentirse deseada o darse un capricho. Nunca hizo amistades profundas, por miedo a perderlas.
El concepto “No merecer” era su lema vital. No merecía ser querida, no merecía amistad, no merecía apoyo, no merecía calor, no merecía caprichos, no merecía placeres, no merecía nada, ya que no valía nada. No se quería a si misma, ¿cómo iba a merecer algo?
Poco a poco, intentó crecer como persona, intentó valorarse más e intentarse dar algún pequeño capricho o gusto. Se sentía culpable, los intentaba evitar, pero al mismo tiempo, intentaba mejorar día a día….
Con los años y con mucho esfuerzo por su parte, se abrió de nuevo al mundo, volvió a ser la niña feliz y despreocupada de 4 años que había sido antes de que la vida le arrebatara a su querida Yara. Empezó a quererse, poco a poco, a darse algún que otro capricho y a empezar a vivir la vida cambiando su guion negativo a un positivo y alegre.
Se abrió a la gente, aun tenía miedo a perderla, pero entendió que la muerte es parte de la vida y que las amistades no tienen porque durar para siempre. Ahora tiene muchos amigos y se los merece, ya que ha vuelto a quererse y a saberse merecedora de su amistad. Se abrió al amor, un amor real y sin complicaciones, cercano y cálido. Aun tiene dudas sobre su relación, miedos del pasado acechan a menudo por su cabeza, no sabiendo a ciencia cierta si merece tener a alguien tan maravilloso a su lado. Intenta que esos pensamientos pasen de largo e intenta disfrutar de lo que el destino ha puesto en su camino mereciéndose cada beso o caricia que recibe.
Es un viaje largo, pero al intentar cambiar el guion de su vida, ha dado un giro a su existencia para bien. Cuesta mucho cambiar, da miedo, pero el cambio vale la pena.
Eva Fortes Collell
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