Seguramente más de una vez escuchamos nombrar casos de personas conocidas que padecen trastorno límite de personalidad. Estos casos normalmente son tratados con ayuda de un profesional mediante un procedimiento conocido como “terapia para el trastorno límite de la personalidad”, allí el paciente aprender a controlar las emociones y a poder manejarlas mediante la aceptación de sí evitando siempre el sufrimiento.


 

Un factor que caracteriza a las personas que realizan terapia para el trastorno límite de la personalidad son los fuertes ataques de ira. También es normal que estás personas hayan sido o comiencen a ser personas de muy baja autoestima. Las dos facetas son tratables, aunque en la mayoría de los casos siempre son acompañados por otros cuadros psiquiátricos que a los profesionales a cargo suelen confundir y esto produce que al problema en cuestión pueda tomar un tiempo mayor al que el paciente y sus allegados deseen.

Para las personas que no son capaces de controlar y canalizar sus emociones ha comenzado a conocerse un tratamiento que ha tenido mucha repercusión tanto en Estados Unidos como en Europa y se trata de una “Terapia dialéctica conductual”. Esta ayuda tiene como objetivo que el paciente pueda reconocer los sentimientos a la hora que se presentan y puedan trabajarlos de la mejor manera posible para poder llevar a cabo diferentes relaciones con el entorno sin verse afectado ni involucrar a los demás.

Además la terapia para el trastorno límite de la personalidad trata de que el paciente tome conciencia de la vida que ha llevado hasta los días que ha pisado el consultorio médico y por tanto que pueda notar que los comportamientos que ha tenido durante el “x” periodo de su vida han sido autodestructivos. Esto, como podría pensarse normalmente, es producto de una fragilidad emocional que, por lo general, viene desde el nacimiento de una persona y cómo el ambiente ha ayudado a contribuir con el problema. Claro que también la predisposición genética juega un papel muy importante a la hora de estudiar a cada paciente.

La terapia para el trastorno límite de la personalidad no se trata de una fórmula invasiva hacia la persona sino más bien de técnicas cognitivo-conductuales en dónde lo que se trata de evitar es la autodestrucción del ser humano, como puede llegar a ser un ataque de ira, cambios de humos, hasta el suicidio.