Se habían conocido como muchas parejas, a través de las redes sociales. Ella hacía tiempo que se había separado y a pesar de tener una hija sentía esa soledad intensa que de tan intensa se convierte en vacio.. Por eso navegaba por la xarxa, quizá no buscaba necesariamente pareja pero si aliviar el día a día que le resultaba tan difícil de digerir. Había intentado muchas cosas, volver a los grupos de autoayuda, hacer trabajos manuales (pañuelos, bisuteria, scrapbooking…), escribir poesía, dedicarse a la fotografía a mateur, cuidarse más, participar en la vida social del pueblo donde vivía, organizar y participar en actividades dirigidas a la mujer y cuando se encontraba peor, salir como mínimo a comprar el pan, y pasar menos tiempo delante del televisor hundida en el sofá y traladada con unos pensamientos que la abstraían del sofá, de la tele y lo más importante, de si misma.. …..Todo lo había emprezado con una ilusión tremenda, pero nada era permanente ni en la intensidad ni en el tiempo.

El venía de un matrimonio frustrado que tenía una forma convencional: la vivienda habitual, la casa de vacaciones, dos hijos que crecían sanos y una esposa….pero la rutina, la incomprensión, y la falta de respeto cercana al ninguneo se había instalado en la relación. No quedaba nada de pareja y si algo de padres, pero desde la división y la distancia también con los hijos. El tenía un trabajo estable, pero todo el malestar diario lo descargaba con la comida….como si el fuet le tuviese que devolver aquello que la vida le negaba y que el veía imposible de recibir del “otro”. El también navegaba por la xarxa.

Se encontraron, comenzaron a hablar y a disfrutar de esperar con ilusión -como dos niños pequeños cuando van al chiki park- que llegase la noche para poder encontrarse….Empezaron a conocerse y a quererse querer. No era difícl, eran dos buenas personas, leales, honestas e incomprendidas que se habían dado cuenta de que las películas de Disney eran eso “películas” y aunque se habían desalentado, tenían una fuerza interna que les empujaba a seguir buscando. Decidieron irse a vivir a un lugar tranquilo fuera de Barcelona…era el sueño de él y ella se apuntó en ese intento por seguirle y hacerle sentir bien….al fin y al cabo, ella había perdido sus sueños y él aún lo conservaba. Ella se sentía muy querida, daba igual si había hecho la cena o no había podido levantarse hasta las tres del medio día….A él le llenaba completamente que ella se levantara junto con él y desayunaran juntos….El la telefoneaba durante el día a ver cómo le iba y no dejaba de estar con ella estando sin ella. El la cuidaba, la mimaba, la consentía y siempre la veía guapa y digna de los mejores bombones. Ella le respetaba, le aceptaba y le quería todo lo que podía y más, sabiendo que querer a otro cuando a ti misma no te quieres, o te quieres a ratos, es muy difícil. A pesar del amor que el le daba, su vacío seguía ahí, aunque el le bajase el sol y las estrellas seguía ahi…Qué mal se sentía cuando ella no podía devolverle la luna y los planetas e incluso si fantaseaba con otras galaxias…!

Un día no pudo más, perdió la esperanza de cambiar y decidió irse o no lo decidió, pero se fue de una manera abrupta, dura y con las palabra justas pero tardías “ven corriendo”. Se fue acompañada de ese “corazón partido” que llevaba dentro y dejando sólo posiblemente una pequeña parte del mismo vacío que ella tanto había sentido.

Diana Molina