Se trata de una comedio-drama o drama-comedia. Comedia en la forma y drama en en el fondo.

En la forma, dos amigos se reencuentran porque uno de ellos tiene cáncer y el decidir no someterse a ningún tratamiento, alerta a otros amigos comunes que encuentran que posiblemente un gran y viejo amigo le podrá convencer. Desde el primer momento queda claro la determinación del personaje en aceptar su final y ahí juega un papel importante su fiel mascosta, Truman, a quien necesita buscar un nuevo hogar. Toda la película está salpicada de momentos únicos en torno a la aceptación de la muerte (cuando van al tanatorio, despedirse de su hijo, mantener la última charla con compañeros de trabajo, buscarle familia a Truman…) y también la aceptación que hace el amigo de la determinación del otro y de su carácter caradura y egocéntrico, sin mostrar su contrariedad y su dolor por el respecto y el cariño que le tiene.

Es un drama en el fondo porque trata de la “muerte”. Desde luego que morir y apartarte de lo que quieres y te ha querido es un drama, pero el hecho de no “aceptarlo” es una drama aún mayor. No estamos es una sociedad preparada para “morir” y el dolor que representa. El ser incontrolable nos recuerda nuestra condición humana y quizá por ello la negamos o la aceptamos sólo de forma parcial.