Cerca del 2% de la población mundial sufre de este trastorno. Debido a su dificultad y consecuencias, en muchos casos ni siquiera se sabe que se sufre de TLP. Los cambios en el estado de ánimo así como también la impulsividad y algunos otros factores son los que hacen dudar sobre qué puede estar viviendo la persona en dicho momento.

Los profesionales son conscientes de las dificultades para dar un diagnóstico preciso en estos casos, por eso se trabaja y se realizan distintas pruebas y se ajusta la posibilidad de brindar medicación adecuada con el fin de llegar al mejor tratamiento.
Sin embargo, el hecho de vivir con una persona que sufre de trastorno de límite de la personalidad, no es algo sencillo. Hace falta estar muy consciente en todo momento sobre lo que se está sufriendo para comprender que hay actitudes que van mucho más allá de lo que la persona quisiera hacer.
El daño en sus actitudes así como el hecho de los síntomas que se viven puede llegar a incomodar a la persona que vive con quien sufre de TLP, sobre todo cuando no está diagnosticado y cuando se cree que ciertas actitudes están bien o son normales.
Es ahí entonces en donde quien esté a su lado debe de comprender que hasta que no se llegue a un tratamiento concreto quien sufre de TLP no es consciente de lo que hace o de los cambios repentinos de actitud que pueda llegar a tener.
Por eso es que lo que se recomienda es que tanto la familia como las personas allegadas a quien sufre de TLP puedan también ser parte de la terapia para comprender qué es lo que sucede y cómo debe de involucrarse en todo momento para ayudar al tratamiento y a la persona con la que se vive que sufre de TLP.
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