En mi opinión, hablar de personas «infantiles» cuyo único problema es que su inmadurez hace «que se cabreen como unos locos» o que «armen unos pollos increíbles» no es emplear un lenguaje llano con fines divulgativos, sino simplemente desinformar y estigmatizar. 


Se me ocurren pocos discursos más invalidantes que el de este señor, cuya postura no está tan alejada del «¡Hay que ver cómo te pones por nada!» de mi padre. Lo que da a entender es que a las personas con TLP no les pasa nada, simplemente exageran. Pero bueno, éste es un individuo que, entre otras perlas, dijo en este mismo programa que había que aceptar incondicionalmente a Hitler y «lanzarle rayos de amor «

http://revistagpu.cl/2015/GPU_marzo_2015_PDF/CL_Empatia_cero.pdf

Simon Baron-Cohen en su libro » Empatía Cero» afirma que la maldad no es otra cosa que la ausencia de empatía, y que los grupos de población que presentan esta característica son los psicópatas, los narcisistas y los borderline.

Esta es, desgraciadamente, la visión que a menudo se da del TLP o de las personas con problemas de inestabilidad emocional en general. Viene a ser lo mismo que se hace al relacionar reiteradamente esquizofrenia y conducta violenta. Yo no niego que haya personas con TLP que tengan características infantiles, o que puedan ser egoístas, caprichosas y hasta crueles, pero destacar estos aspectos como los rasgos definitorios del trastorno supone atribuir, ilegítimamente, unas características muy negativas a todos los afectados. Yo jamás, ni en mis peores crisis de adolescente cuando cumplía con bastantes de los criterios diagnósticos del TLP, he respondido a ese perfil. Así que, una de dos, o cumplir con los criterios no es suficiente para considerar que alguien padece TLP, o estos señores están equivocados y confunden la parte por el todo (lo que en lógica se denomina «falacia de composición»). Eso, o yo soy un caso único en el mundo, no sé…

Está claro es que reunir los criterios para el TLP no implica ser una persona cruel, caprichosa ni carente de empatía (de hecho, yo siempre me he caracterizado por ser hiperempática, casi hasta lo patológico). Lo que implica es una gran inestabilidad en muchos aspectos de la vida. Ahora bien, afirmar que se es inestable por «egoísmo» o por «capricho» (en definitiva, por infantilismo y comodidad) o, por el contrario, afirmar que se es inestable como consecuencia de una extrema dificultad para regular las emociones (pese a los esfuerzos del individuo) supone enfocar el problema desde perspectivas muy diferentes. Incluso ante la hipotética posibilidad de que ambas situaciones pudieran dar lugar a un TLP, creo que sería útil distinguir adecuadamente entre los dos grupos, no sé si a nivel terapéutico, pero al menos sí a nivel explicativo. Desconozco si se habla de esto entre los profesionales del tema, pero creo que vale la pena ser un poco más cuidadoso con las etiquetas si de verdad se desea ayudar.