¿Cómo la DBT protege y respeta al consultante?
Desarrollada por la Dra. Marsha M. Linehan, la terapia de conducta dialéctica (DBT) es un programa de tratamiento cuyo objetivo final es ayudar a los consultantes a construir una vida que valga la pena vivir. Para ello hay dos elementos clave, uno es conocer en cada consultante que confiere sentido a su vida., aquello por lo que querría luchar y le va a permitir mantenerse en el esfuerzo de hacer un psicoterapia y dos, trabajar para reducir los problemas que le impiden conseguir esa vida plena.
La DBT es una psicoterapia guida por principios . Esto significa que tiene una filosofía de base que orienta el trabajo del terapeuta. Como expresó la misma Marsha Linehan estos principios son sólo supuestos no son hechos, pero tienen la ventaja de orientar el trabajo del terapeuta hacia la búsqueda de soluciones.
“Los consultantes lo están haciendo lo mejor que pueden” es uno de los principios de la DBT que sitúa los problemas de la persona en su historia de aprendizajes y entiende que le condicionan a actuar de una forma determinada, que en muchas ocasiones no ha elegido, pero que le ha sido útil. Por tanto, el consultante ha aprendido a comportarse de una manera y no de otra no y si no progresa es el terapeuta quien debe enseñarle analizar y enseñarle que elementos le ayudarán a cambiar, Por tanto ¿cómo ha de actuar el terapeuta DBT? Ha de entender bien la problemática que está tratando, tener una actitud firme y comprometida con su trabajo y contar con una filosofía de trabajo que le ayude a persistir más y más en momentos de desaliento; que se plantee una y otra vez que no ha tenido en cuenta, que se le ha pasado por alto y reflexione sobre que ha de proponerle al consultante para conseguir sus objetivos. Como vemos este principio desafía la tradicional explicación de que si el consultante no cambia es porque no quiere y sitúa la responsabilidad en el terapeuta. Exactamente así ha de ser.
No se trata de ser un terapeuta perfecto, que todo lo hace bien, se trata de ser un terapeuta que combina la humanidad y la ciencia, se cuestiona, reflexiona, plantea hipótesis para generar cambios y no culpa al consultante (algo que las personas con desregulaciónes severas han vivido por parte de su entorno más cercano e incluso por parte de los profesionales que los han tratado).
Una última reflexión respecto a este principio es que permite y potencia la “validación”, esa poderosa herramienta que da sentido y una función a las conductas problema de la persona y que muestra como el terapeuta comprende y acompaña al consultante como paso previo e imprescindible para poder cambiar.
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