El vacío en el Trastorno límite de la personalidad

El sentimiento de vacío es una de los estados más característicos que puede experimentar una persona con tlp.
Por Mónica Lavilla y Beatriz López. Noviembre 2018

Es el criterio diagnóstico número siete del DSM-5.  Algo tan difícil de explicar y definir como de sentir, pero tan presente en las personas con tlp que empapa cualquier vivencia.

A pesar de ser el síntoma con el que más rápidamente se identifican los pacientes; es el que está menos definido y descrito en los libros y manuales.

El sentimiento de vacío suele ir muy ligado a la falta de identidad. Algunos lo describen como una sensación física (una fuerte opresión o un agujero en el estómago), aunque tiene mucho que ver con la cognición, es decir, con pensamientos e interpretaciones. El sentimiento de vacío que experimenta la persona con trastorno límite es algo más profundo. Por ejemplo, todos hemos experimentado alguna vez vacío interior, cuando nos hemos sentido tristes, deprimidos o desorientados. Sin embargo, ante esa sensación molesta tenemos la certeza de que es algo pasajero, que terminará. No hace tambalear el interior ni provoca una experiencia casi existencial y destructiva, que llevada al extremo puede ser un disparador de conductas problemáticas destinadas a llenarlo o compensarlo como sea.

A continuación veamos algunas situaciones que pueden activar el sentimiento de vacío:

El aburrimiento
La rutina
La pasividad
El miedo
Sentirme culpable
Sentirme solo/a
Compararme con los demás
Juzgar todo lo que está pasando, sin poderme integrar en la experiencia

Junto con el vacío, aparece frecuentemente la impresión de no encajar, de estar fuera de lugar, sobretodo en situaciones sociales. Puede ser normal tener esa sensación con gente a la que no conocemos y en un entorno distinto al habitual, pero la persona con trastorno límite lo siente también en compañía de gente a la que conoce. Incluso en entornos familiares y conocidos, parece como si una parte de su atención estuviera permanentemente dedicada a “escanear” y descubrir en los demás signos que le informen de si es aceptada o querida, o si por el contrario, su sensación de ser diferente es captada y compartida por los demás. El esfuerzo por estar alerta no le permite relajarse y participar de la situación, lo cual tiene el efecto paradójico de hacerle parecer realmente distante y tenso, o fuera de lugar. El miedo al rechazo, la inseguridad y esa creencia de que todos pueden adivinar lo que piensa, lo que siente o sus problemas, aumentan en circunstancias nuevas o especialmente importantes, como fiestas, citas, entrevistas de trabajo, etc. Por ejemplo, las navidades, cuando toda la familia se reúne, son celebraciones especialmente difíciles, que les producen tensión anticipada y a las que muchas veces evitan asistir, sin que su familia entienda el motivo o interprete erróneamente ese gesto como un signo de falta de cariño o interés por las tradiciones familiares.