Cada día son más los casos que se encuentran en donde existe un trastorno de la personalidad. Es por ese motivo que distintos tipos de herramientas y terapias se aplican con el fin de corregir este inconveniente y ayudar al paciente. Sin embargo, hay una cuestión general en lo que se refiere al sufrimiento y a las consecuencias que genera todo lo que sucede en la familia de la persona que sufre de trastorno de la personalidad.

Cuando se está cerca o conviviendo con una persona que padece de trastorno de la personalidad, es necesario informarse muy bien sobre el tema, aprender a comportarse y saber qué hacer en cada caso.

Hay algunas situaciones que por desconocimiento la familia cree que está haciendo bien cuando en realidad está llegando a perjudicar al propio paciente.

 

Por ejemplo: el creer que se le hace bien cuando se le da la razón o se deja manipular por el enfermo, es uno de los grandes errores. La familia suele tener algo de miedo al inicio y cree que si le contradice en alguna cosa será peor y que por ende el paciente con trastorno de la personalidad puede llegar a tener mucha ira al respecto  y ponerse violento.

Otro de los inconvenientes es que a veces la familia sin saber por qué empieza a criticar a la persona que sufre de trastorno de la personalidad, generando de esa forma varios conflictos que para nada son beneficiosos en el tratamiento de recuperación.

Lo mejor en todos los casos es que así como existe un tipo de terapia para quien sufre de trastorno de la personalidad, también los familiares puedan acudir con un experto que les enseñe cómo manejarse en el día a adía y cómo actuar al respecto para que no haya más inconvenientes en la familia.

Es importante que se comprenda que la familia y la reacción que tienen los familiares es clave en el desarrollo del trastorno de la personalidad y que en muchas ocasiones, pueden ir hacia el lado contrario hacia donde se está trabajando con el terapeuta.

La familia debe comprender qué es lo que hay detrás, entender que no existen culpables, que su ser querido tiene un inconveniente que hace que a veces no se pueda comportar como lo hace normalmente, y que no debe tomarse todo lo que sucede como algo “personal”.