herida

En ‘La herida’ conocemos a Ana, una chica de 28 años que se siente útil y satisfecha con su trabajo ayudando a otros, pero que fuera de su jornada laboral tiene serios problemas para relacionarse. Es socialmente torpe, agresiva con las personas que más quiere y no puede controlar sus emociones que la atormentan y la hacen sufrir. Poco a poco su conducta se va haciendo más autodestructiva, llegando a autolesionarse y haciéndola sentirse cada vez más culpable y aislada. Ana sufre Trastorno Límite de la Personalidad, pero ella no lo sabe. ‘La herida’ es un crudo retrato sobre la desesperación y el sufrimiento, tratado con una naturalidad casi escalofriante.

El director Fernando Franco puede llegar a ser incomprendido y sobre todo, muy incómodo y es que no quiere que perdamos de vista ni un segundo a Ana, esta joven en apariencia fuerte, a la que le encanta ayudar a los demás, sin darse cuenta de que es ella la que necesita ser rescatada desesperadamente. Ana desconoce que sufre Trastorno Límite de la Personalidad y nosotros también, pero la cámara de Franco nos la muestra de una forma tan contundente, directa y sin pudor que consigue que no dejemos de removernos en la butaca. Y es que Fernando Franco no nos da tregua: puede pasar de mostrarnos a una sonriente Ana trabajando con sus enfermos o cantando en un karaoke o autolesionándose, sintiéndose dependiente y agresiva. Contrastes o más bien bofetadas para el espectador.

Las verdaderas heridas de Ana no se ven. ‘La herida’ quiere mostrarnos el sufrimiento, el desconocimiento de uno mismo y sus límites y extremos. Y todo ello contado con un estilo sencillo y sin florituras, una cotidianidad de colores fríos y agobiantes, resultando rotunda, incómoda e impactante.