tlp-2443535246

En este texto vamos a dar algunas nociones de la idealización (¿Qué es? ¿Cómo funciona? ¿Por qué se idealiza a la otra persona? ¿Qué problemas tiene o qué beneficios?) y lo que nos parece muy importante, daremos unos cuantos consejos para reducir su influencia.

La idealización es un proceso por el cual una persona atribuye a la otra persona características, valores, actitudes, que el otro no posee o no posee en la forma o la medida en que el otro imagina. En realidad se trata de un proceso eminentemente subjetivo, que si bien se apoya en algunos datos de la realidad, la transciende y va más allá. Este es un proceso habitual en el “enamoramiento”. Este se caracteriza por vivir en una armonía completa con la pareja, se siente que este representa todo aquello que siempre quisimos, le admiramos, le valoramos, no le encontramos ninguna pega y estamos convencidos de que no la tiene, incluso si viéramos algo negativa lo pasaríamos por alto. ¿la persona de la que nos enamoramos es, entonces, un espejismo?. No en su totalidad y no siempre. En muchas ocasiones la forma de comportarse y de tratarnos facilita que lo idealicemos, mostrando una mayor proporción de actitudes y comportamientos positivos. A partir de aquí el resto depende del otro miembro de la pareja, que niega de forma inconsciente que tenga cosas negativas y/o las disculpa.

¿Por qué se idealiza? Porque la persona necesita saber que existe y dispone, cuanto más cerca mejor, de figuras fuertes, poderosas, o, mejor dicho, valiosas, a las que admirar y valorar. La atribución al otro de estos poderes hace que nos sintamos protegidos. En el fondo, por tanto, es un mecanismo dirigido a asegurarnos que ahí hay alguien que nos va a poder ayudar cuando lo necesitemos, nos permite sentirnos acompañados y seguros ya que aunque nosotros no seamos fuertes, el otro sí. Cuanto más débil se siente una persona internamente o más baja es su autoestima más probable es que idealice al otro. En ocasiones el poder que se atribuye al otro es inagotable, en estos casos, el valor del otro es directamente proporcional a la intensidad de los fantasmas que rodean a la persona: cuanto más me duelen mis miedos o me persiguen o menos me siento, más necesito contar con algo grande que me ayude. A la vez si el otro es perfecto, es como pensamos que es, nunca nos dañará ya que no abriga sentimientos negativos. A través de la idealización nos creamos una figura protectora y damos por hecho que es así y va a ser así para siempre.

¿Cuál es el problema? Pues salvo una primera etapa bonita al inicio, todo son inconvenientes o de ninguna manera los beneficios -que sólo son a corto plazo- superan a los perjuicios. En muchas ocasiones la persona que idealiza se siente a sí misma vacía de cualidades, lo bueno está en el exterior, todo lo posee el otro y dentro de sí mismo se denota sobre todo la ausencia, la falta, la carencia. E incluso si la persona se reconoce aspectos positivos, estos son minusvalorados. A la misma vez, el que idealiza sitúa al otro en una posición en que el otro no va a poder mantenerse. Nos crearemos unas expectativas poco realistas cuyo último fin es la decepción. De pronto aquella persona que siempre había sido amable y cooperadora nos dice que “no puede porque…..”, pero no lo entendemos y no podemos aceptarlo. Le habíamos atribuido “amabilidad y cooperación” incondicionales, es decir, fuera de un contexto concreto, como si ser amable y cooperador fuera algo como ser moreno o tener los ojos azules. Esto hará que nuestra visión del otro se nuble y empecemos a verlo de forma muy diferente y, a la vez, aparezca la rabia, el enfado, el reproche, la crítica. En este punto, la persona que idealiza se siente engañada porque no tiene conciencia de que ha sido él el que se ha engañado y acusa al otro. El otro se siente exigido y lo normal es que reaccione negativamente, y la relación tiene más probabilidades de discurrir entre el conflicto y de finalizarse o de arrastrase de forma desgastadora para ambos.

¿Hay algunos consejos para reducir la idealización?

En realidad se trata de pensar, de reflexionar acerca de nosotros mismos, del otro, de nuestra forma de pensar, de cómo han ido otras relaciones mías. La auto conciencia a través de la observación es lo que nos ha de ayudar a conocernos y a saber qué nos pasa. No obstante este proceso no es fácil y para favorecerlo damos algunos consejos que no son ni completos ni exhaustivos, pero son una primera aproximación.

1.- Conocer la existencia de este mecanismo

2.- Auto observar nuestra forma de pensar y sentir acerca del otro. Reflexionar si puede haber algo de idealización en nuestra forma de ver al otro

3.- Pensar que valoramos de nosotros mismos y en qué grado de 0 a 10.

4.- Pensar que valoramos del otro y en qué grado de 0 a 10.

5.- Pensar que ha hecho el otro que hace que valoremos eso de él. ¿Llevamos suficiente tiempo de relación? ¿Nos hemos visto en diferentes situaciones?

6.- Pensar si hay aspectos del otro que no nos gustan o que les quitamos importancia

 

Para facilitaros esta tarea hemos elaborado el siguiente cuestionario, rellenarlo os puede ser de ayuda.

¿Cuánto tiempo hace que conozco a esta persona? ……………………..

¿He estado con esta persona de forma continuada durante …………………………………….

¿He visto unas cuantas veces a esta persona en al menos tres situaciones diferentes (ocio,

trabajo, estudios, familia, …)?

Como veo al otro respecto a… (0-10)

Como me veo yo respecto a lo mismo (0-10)

Aspecto físico

 

 

 

Inteligencia

 

 

 

Conocimientos

 

 

 

Fortaleza

 

 

 

Aguante

 

 

 

Carácter

 

 

 

Amigos

 

 

 

Exitos

 

 

 

Suerte

 

 

 

Resolver cosas

 

 

 

¿Hay algo que no me gusta de esta persona? …………………………..

¿Hay algo que sé que no me gusta pero creo que no es tan

importante? ……………………………….

¿Me gustaría que cambiara en algo? ……………………………………….