Los efectos beneficios del sueño

La Real Academia de la Lengua española define dormir como “Estar en aquel reposo que consiste en la inacción o suspensión de los sentidos y de todo movimiento voluntario”. Luego dormir es “reposo” “inacción o suspensión”, y esto es cierto, pero es una inacción necesaria e imprescindible ya que los procesos automáticos que se producen son imprescindibles para cuando estamos despiertos.

La falta de sueño o el sueño de mala calidad produce déficits a nivel de aprendizaje, atención y memoria, favorece la emocionalidad y la falta de control de impulsos, la irritabilidad, aumenta el riesgo de obesidad, hipertensión y la morbilidad cardiovascular. A nivel aprendizaje y memoria numerosos estudios han demostrados que el sueño ayuda a que se fijen los recuerdos o los aprendizajes que hemos hecho durante el día. También, una persona que no duerme las horas que necesita se va a encontrar en una situación de mayor vulnerabilidad para afrontar cualquier dificultad o pega que encuentre durante el día y podría responder a las situaciones con una mayor reactividad emocional que le conduzca a acciones irreflexivas. Tanto en niños, como en adultos, como en adolescentes se ha observado que dormir menos horas de las necesarias altera el metabolismo y, de esa forma, trastoca los mecanismos de control del apetito y aumenta el riesgo de sobrepreso y de obesidad.

Hay voces que pugnan por reconducir este tema. Desde siempre el dormir se ha cuidado en la infancia, donde la adquisición de hábitos sanos es una condición para un desarrollo saludable, pero últimamente los expertos empiezan a llamar la atención sobre la “adolescencia”. Los cambios metabólicos de esta etapa aumentan las necesidades de dormir y el hecho de que su cerebro continúa en formación hasta los 20 años, aconseja que se sigan respetando las ocho horas de sueño. En este sentido la Asociación Americana de Pediatría ha hecho una declaración pública sobre la falta de sueño y su impacto en los adolescentes y propone que se ha de hacer un trabajo divulgando los conocimientos actuales entre padres y educadores para que no bajen la guardia en este sentido.

Es muy cierto que dormir las horas necesarias está muy vinculado a la organización de nuestra vida en general (horarios de trabajo que se alargan por la tarde-noche, jornadas laborales que empiezan tarde por la mañana, desayunos demasiado ligeros, espacios largos para las comidas, cenas tardías), al concepto cultural del sueño (sobre todo entre los adolescentes y jóvenes hay una banalización de la necesidad de descansar), a los usos y costumbres que se han creado con las nuevas tecnologías (en los adolescentes estar en contacto con los amigos se puede prolongar hasta horas insospechadas) y a hábitos inadecuados en otras áreas básicas como el exceso de estrés, la alimentación excesiva…

En relación, precisamente, al tema de nuestros horarios, la plataforma “Ara és l’hora” propugna una reforma horaria en Catalunya que permita adoptar horarios más europeos. Hace unos días presentó una campaña sobre sueño, que expresaba como los horarios prolongados afectan al descanso de los ciudadanos.

Nosotras, como psicólogas, tenemos en cuenta muy en cuenta la calidad del sueño de nuestros pacientes y, de la misma manera, insistimos en que es uno de los elementos junto con otros (la alimentación , el cuidado de la salud, el ejercicio físico, los hábitos de higiene diarios, el no ingerir tóxicos) que ayuda al equilibrio emocional. En muchas ocasiones en muy difícil tener un sueño de calidad. Valorados todos los elementos que lo condicionan, es necesario ayudarse con la medicación. En este caso sólo el médico o el psiquiatra debe valorar el estado general de la persona y prescribir la medicación más adecuada.